martes, 30 de julio de 2013

SÁBADO DE RUTAS.

El sábado tocaba rutas. Y la cita era a las 8 de la mañana en el bar el túnel de Vva de los Infantes, y desde allí nos dirigimos hasta el Castillón, o lo que es lo mismo, hasta la aldea medieval fortificada de Peñaflor (siglo XIII).
Era jornada de puertas abiertas y seguimos los consejos que desde el blog nos daban y acudimos con el fresquito de la mañana, pero llevando a Julian de guía y el resto de cabezas no tocadas, es decir sin tocas cual cabezas locas, lo de subir por el senderito habilitado en la ladera como que no. Por lo dificil y casi escalando.
Una vez allí, nos guió y recondujo la vista Pedro Moya, bueno el lo llamó visita guiada, nosotros clase magistral.
Aprendimos y de que manera, a conocer el modo de vida de la época, del valle, y en definitiva del Campo de Montiel.
Disfrutamos de las vistas del valle, y desde las laderas del montículo, con sus murallas a nuestras espaldas, y la necrópolis a nuestros pies, nuestros ojos dominan el amplio valle del Jabalón, alcanzando nuestra vista a divisar Jamila, Antigua y a adivinar Torres y Montiel.


Y si la mañana nos aportó conocimientos del entorno, la tarde no debía ser menos fructífera. la cita era la fuente de Almedina y a las 6 de la tarde. El grupo de amigos del Romeral casi al completo y con ganas de seguir caminando por el antiguo y conocido Campo de Montiel.
Dejamos atrás Almedina y nos dirigimos a Santa Cruz de los Cáñamos, con breve parada a la salida del pueblo para admirar e inmortalizar paisaje.
A nuestra llegada a Santa Cruz, ponemos rumbo a su iglesia y mirador, y al pronto nos aturde el gentío en torno a la iglesia, y nos confunde, pero no, no es entierro sino boda.
Con más pinta de turista ingleses y con cámaras en ristre nos mezclamos con la población y hacemos una breve visita a la par que animamos el ambiente.
Nuestra siguiente visita el Castillo Terrinchoso de Aben Yusef, lo rodeamos, lo inmortalizamos y admiramos sus vistas a la sierra del Relumbrar, Pico Hondonero y los pueblos vecinos de Jaén.
Enfilamos la carretera hacia Puebla del Príncipe y nos adentramos con los coches hasta el Camino de Andalucía, donde los dejamos esperar. E iniciamos una caminata de 1.200 metros hasta llegar a las termas romanas de la Ontavia. Eso si, antes hay que cruzar el Arroyo Mairena, con sus piedras que se mueven, siempre a la espera de algún incauto o incauta que nos arranque las risas.
Y ante nosotros Las termas, que nos sorprenden gratamente a todos, los que no las conocían, y también a los que habiendo tenido el placer, no las conocían lo suficiente, porque nunca es suficiente.
La luz va desapareciendo, y es hora de volver. El coche gris sigue dando vueltas arriba y abajo. La Ontavia se le está haciendo de rogar.
Dejamos las ruinas romanas atrás, como atrás quedan los toros de la finca colindante, y ponemos rumbo a Luciana, y tras visita a la ermita, damos cuenta de una merienda cena en la penumbra y con un fresquito que hace a las mujeres sacar las chaquetas de los coches.¡Ay mujeres previsoras!, a los hombres siempre nos quedará el chaleco reflectante, o ser de Bilbao.


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