lunes, 4 de noviembre de 2013

LIBRO SUJETA LIBRO

Hace unos meses y con una caja de leche vacía que iba a utilizar en otros menesteres, me asaltó la idea como bombilla que se iluminó y tras madurarla me puse manos a la obra en dos fases. La primera demasiado manual que no me acabó de llenar, entre otras cosas porque hube de escribir a mano con pincel y no quedaba todo lo bien que me hubiera gustado.
La segunda algo más pulida si llega a lo que imaginé en su momento.
Es por eso que entre el primer libro y los tres segundos he dejado que se asuelen las ideas, hasta que la idea de forrarlos surgió tan espontanea que me pilló en mitad de la calle.
Es más, y no se tome como amenaza, pero me estoy planteando muy seriamente que ya tengo más que resueltos los regalos de Navidad, que no están los tiempos ni las arcas para dispendios, por lo que lo testimonial vuelve a estar de moda.
Como primer paso corto las solapas de la caja de la leche y quito el tapón para después llenarla de arena hasta la boca y pegarle una pegatina que tapa las solapas laterales y el tapón. Acabamos dando una mano de cola y dejamos secar. Todo tal cual la secuencia.


En el primer intento, en la idea original, pinté toda la caja con restos de oleo imitando el libro del Quijote de la Junta de 2005, pero todo fue demasiado manual. Así que para la segunda fase cambie el método.
Una vez seco busqué pintura color crema y pinte una de las partes laterales más estrechas y la base y parte de arriba. Después de secar, forre con una portada de libro de las medidas de la caja, bien pegado con cola.

Y ya seco, con pincel y pinturas los últimos retoques a lo que ya es libro, para darle más veracidad a lo que podrían ser las hojas, sus luces y sombras vamos.
Y el resultado unos libros que sujetan libros, unos libros que en el suelo nos pueden sujetar puertas para las corrientes, decorativos, y como no lo que se nos vaya ocurriendo.


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