lunes, 7 de enero de 2013

QUE NO ME GUARDEN LA SIMIENTE


Siempre al cerrar un año es hora de hacer balances, aunque después de cerrar el 2012 no se si merece la pena hacerlo.
Es 2012 un año para no recordar, aunque paradoja del destino, no creo que nunca se nos olvide.
Un año de poco trabajo, de muchas subidas de precios y bajadas de ingresos, pero sobre todo de grandes y muchas mentiras,
Durante mucho tiempo hemos visto como de manera machacona se le echaba la culpa de la crisis a Zapatero, pero piensa un servidor que es mucho destrozo para un tonto solo. Que debe haber colaboradores necesarios para tanto estrago, y de muchos colorines, que no creo que esto sea cuestión de colores sino de sinvergüenzas, y esos los hay en todos sitios.
Y sin comerlo ni beberlo, los platos rotos los estamos pagando los de siempre, los de abajo. Y para convencernos de que así debe ser y de paso endilgarnos la crisis, pues se les ocurrió aquello de que “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades”, y nada más equivocado. Es que “Nos han robado por encima de nuestras posibilidades”.
De los bancos ha desaparecido el dinero, aunque ellos lo llaman agujeros. Y la culpa de tanto piso acumulado y sin vender, dicen ellos. Que no creo que sea cierto, que con los pisos no tiene para  tapar tanto agujero. Y paradojas de la vida, estos forraos de piso y encima echando gente a la calle de los suyos.
Mientras tanto, el gobierno preocupado de que la crisis la paguen los que menos tienen, y así andamos cosidos a impuestos, con los ingresos reducidos y pagando por todo.
Han optado por rescatar a los culpables en vez de rescatar a los necesitados.
Que bien está que se recorte si no hay dinero, pero recorte equitativo para todos, que aquí hay mucha gente de rositas a los que no se les ha tocado. Y que bien está que se cambie la decoración o las baldosas, pero es que aprovechando lo del Pisuerga, se están cambiando estructuras y pilares a cuenta de la crisis.
Y nos lo están negando, que si es por nuestro bien, que si es para garantizar… bla, bla, bla. Que ya decía un innombrable que “una mentira dicha 1000 veces se convierte en vedad”, y les ha debido cuajar.
Y mientras tanto la Oposición duerme, o aletarga, que no se yo, y cuando abre la boca se llega aquello del “Y tu más”, “Pues anda que tu”.
Se han empeñado en buscar culpables, y yo desde muy pequeños a los problemas les busco soluciones, no culpables, que tiempo habrá después de examinar.
Los jueces mientras tanto siguen en su mundo, donde parece ser que lo más preocupante sea viajar en primera o segunda,
el Jefe del Estado y su encantadora familia viendo a nuestra costa, sin haberlos elegido nosotros, que ya tiene guasa,  y eso si, que si se les antoja de ir a matar elefantes con la que está cayendo, pues van y los matan, que ya pagamos nosotros.  
Pues si alguien piensa que este panorama tiene arreglo, que me convenza, que lo estoy deseando.
Y esto ha sido un 2012, del que no quiero que me guarden la simiente, ni del año ni de la tropa, a la que desde aquí envío un “auste” (a la mierda por supuesto), y ya les anticipo de que no cuente conmigo para nada.
Y mientras la tropa sigue con lo suyo y a lo suyo, aquí andamos los demás, cuadrando lo incuadrable y aguantando el chaparrón que seguro que ya escampará (y me temo que de manera espontánea).




7 comentarios:

  1. Bello día..

    Que los reyes nos concedan a todos el regalo de conservar la inocencia, la ilusión y la alegría de nuestro niño interno dentro del alma.

    Gracias por el lindo regalo, Serrat tiene una voz apasionada

    Un saludo

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  2. Gracias Pedro por tu artículo. ¿Lluvia sobre mojado? No. Repetir cien veces la verdad hasta convertirla en incontestable.

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  3. Tu artículo es ¿llover sobre mojado? A algunos les parecerá que sí. Sin embargo, creo, que por desgracia, al contrario de lo que debiera ser, deberemos repetir cien veces la verdad para que sea verosímil para los demás.

    Gracias Pedro por este magnífico artículo.

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    1. Es posible que llueva sobre mojado, pero no me importa. Es la primera vez que lluevo. Hasta ahora había permanecido callado, pero no me callo.
      Y si toda esta tropa pasa de mi, creo que debo decirles que yo también voy a pasar de ellos. No son mi gobierno, ni mi oposición, ni mi justicia, ni mis bancos, ni mi jefe del Estado... pero todos, todos viven de mi y de mis semejantes tan alegremente. Con la osadía de hacernos culpables de sus desmanes. ¡Viva Honduras! que diría el otro.

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