Llego a la Solana sobre las 5 de la tarde, dejo el silo a mis espaldas y enfilo la calle Emilio Nieto. Al pasar junto a la farmacia, la cruz verde intermitente da paso a un 39º, y ¡a la sombra añado yo!.
Giro a la derecha y enfilo la calle Pozo Ermita, imposible aparcar, freno en la esquina y giro la cabeza a la izquierda, imposible aparcar. Sigo, giro y subo y la calle libre para aparcar a mi gusto.
Mi alegría en un pozo, libre totalmente la acera de la derecha con la sombra perfecta, pero con un cartel de prohibido aparcar del 16 al 30. ¿Entonces donde?, pues entrada de sol, a la izquierda se puede aparcar libremente durante la segunda quincena, con un sol que aporrea.
Y digo yo, ante tanta idea “chorra” a la que últimamente estamos acostumbrados, no podríamos cambiar esas prohibiciones quincenales por día y noche, invierno o verano etc. Al fin y al cabo poco sufre la cultura de occidente porque uno aparque a la sombra a las 5 de la tarde y a 39º y no al sol achicharrante del verano.
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