miércoles, 2 de septiembre de 2015

DE CÓZAR A BEAS



Fue hace unos meses que recibí la llamada de teléfono que me pedía algo de ayuda para concretar una ruta que siguiera los pasos de Santa Teresa hasta Beas de Segura, como hiciera la santa para la fundación del décimo convento de Carmelitas descalzas. Llamada de Desamparados, a quien la idea le rondaba hace años, y a quien agradezco profundamente  su confianza en mi para colaborar en su puesta en marcha.
La idea me tentó no solo por la importancia de un proyecto ambicioso, también por el hecho en si que suponía el enlazar el castillo de Montizón con Venta Nueva, algo a lo que hacía un tiempo le tenía ganas. Esta sería la escusa perfecta para llevarlo a cabo y con plazos.
Mi primera ayuda la del compañero José Vicente Alarcón que me facilitó bibliografía sobre la santa y que me hizo llegar hasta el libro "Tiempo y Vida de Santa Teresa", de Efrén de la Madre de Dios, de donde pude sacar la ruta que siguió la Santa hasta Beas de Segura y que sirvió de base para eleborar nuestra ruta.


Es indudable que los caminos del siglo XVI no nos los del siglo XXI pero teniendo en cuenta que la santa casi siempre viajaba en un carro y que el paso entre Andalucia y La Mancha está más que perfilado, gran parte del trabajo estaba hecho. Ahora era cuestión de trabajar primero con cartografía y después a pie de campo y establecer las rutas de manera que todas las etapas fueran más o menos similares y además posibilitar la recogida con el autobús.
Fue así como a primeros de julio y con un madrugón para evitar el sol que nos ha castigado en el verano de 2015, me puse manos a la obra a preparar la primera etapa de la ruta a realizar el 5 de septiembre, y así dejandoatrás el pueblo de Cózar, a través de la Avd. de Castilla la Mancha y la calle Sancho Panza, me adentré en el camino rumbo a Torre de Juan Abad, a donde llegué dos horas y treinta y seis minutos después de haber iniciado el camino, sin más compañía que la de la Cabeza del Buey que siempre anduvo paralela y vigilante y algunas lechetreznas, farolillos, aulagas, abrepuños, cardos yesqueros, malvas   y ajoporros.
Alegrando el camino algunos jilgueros, perdices y una pareja de alcaudones reales, y poniendo la nota discordante el sonido de fondo de algún tractor en faenas agrícolas y el zumbido de los coches de la cercana carretera.
Con la etapa, rutómetro y topoguía realizada llegué al descansadero de la Ruta del Quijote, donde esperaba el amigo Julian Valverde, otro agradecimiento por el apoyo en la infraestructura, y para comentar la ruta nada mejor que un café en la terraza de un bar cercano, cuya paz y sosiego interrumpieron dos pesadas y modorras avispas.
Y todo ello a revivir nuevamente el próximo día 5 de septiembre, con todos aquellos que tengan a bien acompañarnos.





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