lunes, 30 de abril de 2012

LAMPARA DE RECICLAJE


Hace un tiempo que vengo viendo un anuncio en el que dice que es fallo o mala idea jugar a la piñata en el garaje.
Y yo que me quedo mirando y digo, “a buenas horas mangas verdes”, por que esa mala idea ya la tuvo mi mujer hace un tiempo. ¿Y cómo acabó la lámpara? Pues como la del anuncio, ni más ni menos.
Y desde su accidente, la lámpara ha permanecido tal cual la dejó el palo, hasta la fecha, y no ha sido por dejadez, no, más bien por falta de ideas para su sustitución.
Y le ha llegado la idea en forma de iluminación, nunca mejor dicho, y de reciclaje.
Así que me pongo manos a la obra, con cuatro botes de la papilla de mi sobrina Clara, que le había pedido a la madre para otros menesteres donde finalmente no fueron utilizados. De la cesta de electricidad que tengo en el cuarto de las herramientas saco unas boquillas viejas, corto una varilla hueca en tres trozos de unos 3,5 cms, y cable negro.
Busco algún bote de pintura negra y blanco y opto por el blanco para la lámpara y el negro para la base, aunque podría haber sido al revés y utilizar cable blanco para unir ambas partes.
Y comenzamos cortando uno de los botes con la anchura al gusto, servirá para ponerlo de base, pegado al techo y tapando los cables, a modo de plafón.
A los tres botes grandes les hago un agujero justo en el centro, al bote de la base le hago tres agujeros para pasar los  tres cables y uno más a un lado para atornillar la base al techo.
Pinto los tres botes grandes de pintura blanca, aunque se me pasó por la cabeza hacerlo de otros  colores o pintar paisajes de fondo o forrarlos con alguna fotografía… y el bote pequeño de negro.
Tras conectar el cable a la boquilla, meto la varilla hueca y paso el cable por el bote de dentro hacia fuera.
He elegido distintas larguras en los cables para romper la simetría. Y justo en este momento se me ocurre incorporar al invento la tapa de plástico de un bote, que ajustada a la base impedirá que se vea el tornillo que sujeta la base al techo.
Es hora de hacer la conexión, y hecha esta, atornillar la base al techo y subir la tapa blanca que queda perfectamente embutida.
Poner las bombillas y encender la luz son los últimos pasos de esta lámpara reciclada de tres focos, a prueba de balonazos y piñatas.
 

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