Parecía imposible que llegara el momento. Tras las nieves, las lluvias, el viento, el frío, más nieves, más lluvias… la desesperación de ver llover desde la ventana, la desesperación de ver que los días de vacaciones se nos acababan se apoderó de nosotros e hizo que el ánimo se viniera abajo.
Nuestra resignación hizo que diéramos incluso la cosecha por perdida, pero hoy hemos terminado la primera parte de la temporada de aceituna, hemos terminado de barear el olivo, y ahora viene la segunda parte, recoger los suelos, suelos de manto negro.
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