Donde menos lo esperas salta la liebre, o surge la idea. Y así ocurrió el pasado mes de junio, cuando haciendo camino trashumante, acompañando a unas ovejas, mis ojos divisaron una cepa abandonada.
Y este corazón sufriente ante tal abandono decidió adoptar el ejemplar. En principio, traerlo a casa y después ya veríamos.
Aunque he de reconocer que ya por el camino la idea incipiente se venía fraguando, la forma lo decía todo. Así pues esta cepa que en sus días traería al mundo uvas y buenos caldos, se convertiría en una mesa para decorar mi patio y acompañar a plantas, e incluso si se tercia sería capaz de soportar un mantel sobre el que posar alguna que otra lata de cerveza.
Queda más que demostrado así que la energía ni se crea ni se destruye, sencillamente se transforma, y al igual que lo seres humanos se recicla para pasar a prestar otras utilidades.
Y dicho esto, tras el emocionado encuentro con la cepa abandonada y su adopción y llegada al domicilio familiar, tocaba esfalagar que decía mi abuela. Por todo ello, después de quitar tierra y polvo procedía es descascarillado de la corteza más levantada, así como una base para nivelar las distintas patas y conseguir el equilibrado de la cepa sobre sus tres patas naturales. Y para rematar, un corte de pelo, quitando todos esos pequeños palotes y recortando la parte de arriba que serviría de base a la tabla de la mesa. y por último una base de líquido para prevenir carcoma.
A continuación un paseo por la buhardilla para localizar una tabla aparente, que no la había por lo que una pintada de negro tubo el honor. Recortada la tabla y encolada, se podía comprobar fácilmente que no había química entre las dos piezas, por lo que pasamos al plan b, que no es otro que dar una mano generosa de cola a la tabla y después forrarla con trozos de la cascarilla de la cepa. Así mismo el contorno de la tabla queda igualmente forrado.
La rusticidad en su aspecto, ahora si integra la tabla, dando una aire de pieza única. Queda ponerla en alta para poder dar bien una mano de barniz mate y protector, pues sera al aire libre donde pase esta buena cepa el resto de sus días.
Y llegó el momento de uno, dos, probando, probando. Elegimos una ubicación y distintas utilidades como por ejemplo sujetar una planta, o sujetar las cervezas de un aperitivo.
Una nueva vida comienza para esta cepa, que su función en la anterior quedó más que cubierta, y llena de glorias que otorgó a los mortales ante una buena mesa o una buena barra de bar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario