Pues a pequeños problemas, grandes soluciones. Siempre a la hora de cargar los móviles no se que pasa con los enchufes que no pillan a mano, y es más siempre es inevitable que al poner el móvil a cargar se produzca un flujo de gente cercana al cable que de con el teléfono en el suelo.
Por eso me he puesto manos a la obra y he recopilado un bote de gel de plástico, una prenda en desuso, en mi caso unos pantalones de algodón color turquesa de mi hija. A todo ello añadimos, agua, cola y algún resto de pintura al agua que andaba por ahí pidiendo a gritos que la usaran.
Se trata de preparar una funda que nos permita que mientras el móvil se carga, este recogido en la funda, y recogido también el cable para evitar tropiezos y caídas.
A sí que sin mas, comenzamos nuestro trabajo, que ya anticipo que es rápido, sencillo y práctico, muy práctico.
Comenzamos marcando con un rotulador sobre el bote de plástico el sitio por donde lo vamos a cortar, como vemos en la figura número 2.
Practicamos un corte en la parte superior que es donde pasaremos el enchufe del cable del teléfono, lo que nos va a permitir que se quede nuestra funda colgada en la pared.
El siguiente paso y para darle un cierto aire al invento, yo lo he forrado con una tela de color turquesa de una prenda en desuso. He disuelto agua y cola y he dado una mano con brocha sobre el plástico.
después he pegado la tela en el plástico y lo he ido forrando. No os importe que queden arrugas, ya sabéis que la arruga puede llegar a ser bella.
A continuación he mojado todo el tejido con la mezcla de cola y agua y lo he dejado secar, y queda duro y acartonado.
Para terminar, con la pintura al agua y con ayuda de un pincel he ido decorándolo, en mi caso un estilo más que primaveral.
Y el resultado ya se ve, atravesamos la funda con el enchufe del cable y lo metemos en el enchufe de la pared. Así la funda queda fija contra la pared, el teléfono dentro de la funda para evitar roces o caídas y el cable también recogido.
Al acabar, solo retiramos el teléfono y el resto de adorno en la librería, integrándose en el paisaje a la espera de una nueva carga.
Y para el próximo cambiaremos el fondo primaveral por algo más sobrio, como puede ser un paisaje ya pintado con más entretenimiento.
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