Trabajo por primera vez en
Valdepeñas, y lo hago con la ilusión de un niño que estrena play, móvil u otro
cacharro nuevo, por que parece ser que lo de los zapatos no hace ya ilusión.
Llegué a Valdepeñas con 14 años a
estudiar en el Bernardo Balbuena. Permanecí dos años en lo que los carteles decían
que era “Colegio Menor”, pero a lo que los demás llamábamos internado. Los dos
años siguientes hasta completar el Bachiller, Cou y Selectividad viví en un
piso de mis padres.
Me curtí y me forme en Valdepeñas, en los tiempos revueltos de la
transición y sin renunciar a ser montieleño, me sentí Valdepeñero como el que más.
Y hoy después de tanto tiempo aún conservo esa doble nacionalidad. Cualquier
visita a Valdepeñas se convierte en una excusa para pasear por sus calles.
Así me llegaron a temblar las
piernas cuando después de 25 años volví a entrar al Instituto para acompañar a
mi hijo.
Durante la última semana de
noviembre y primera de diciembre permanezco en el aula de informática del Parque
Empresarial Entrecaminos para impartir a
20 alumnos el curso de certificación digital y trámites con la administración.
Un grupo de alumnos ejemplares, pues
a veces estos cursos intensivos de 4 horas cansan al más entregado, pero no es el caso.
Contento y emocionado con la
experiencia, hago las maletas el próximo día 3, con un hasta la vuelta y
deseoso de que así sea.
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