Cambiando de ruta, que no es bueno acostumbrar al cuerpo y a la mente a la rutina. Vuelvo a caminar por un circuito que suelo hacer con el buen tiempo.
Salgo de mi casa y me encamino hacia la iglesia y de ahí al lavadero, donde justo enfrente enfilo hacia el camino de la cuesta de Alcaraz, y apenas andado unos metros a mi derecha sale el camino de las Cobatillas.
Transcurren mis andares paralelos a la margen derecha del río Segurilla, aunque yo voy contra corriente, y pasadas a mi derecha las huertas del Traquejo y a mi izquierda el Cerro de San Cristóbal, bordeo El cañuelo y Juncalgordo hasta llegar a las Laderas de la Virgen, y atravesando la primera alameda, accedo al camino de la Virgen.
Llego hasta el cortijo de la familia y vuelvo a coger el camino de la Virgen, esta vez, cruzado el Segurilla a la altura del Maguillo, queda el rio a mi derecha, y ahora si voy a favor de su corriente.
Termino mi camino de alquitrán hasta enlazar con la carretera de Albaladejo hasta llegar a Montiel, y desde la calle Pintor Murillo a mi casa.
Han sido 7 kilómetros y 900 metros de caminata entre luz y tierra roja, cantos de pájaros y mis silencios. Camino de paz y armonía, sosiego y relajación, ¡ Y a que precio!
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