Reconozco que fue un flechazo a primera vista. Ver la silla y decir yo quiero una.
He tardado unos meses en decidirme y en ponerme manos a la obra y sobre todo he dudado por la materia prima.
La madera que tenía era vieja y muy abierta, pero bueno con la intención y algo de tiempo no era difícil pone manos a la obra.
Se trataba de un experimento, pues todos mis pinos en carpintería hasta ahora habían sido extremadamente ligeros, y en este caso ya se requería algo más de nivel.
Como primer paso, preparar herramientas y sacar un molde de las piezas en cartón.
El siguiente paso, ajustar y encolar las piezas.
Y a dejar secar, que la cosa iba tomando color.
La segunda pieza, llega con más facilidad.
Tanto para el asiento como para el respaldo busqué un tablón de los que me quedaban cuando hice la obra de la casa y que utilicé a modo de andamio.
El siguiente paso, el lijado de todas las piezas. Ensamblar, encolar y atornillar,
Y ya luce la silla en el patio, formando parte del entorno. Aunque tengo muy presente algo que mi madre siempre ha repetido, aquello de que con una rueda sola no anda un carro.
Pero para pensar en eso hay tiempo, y es el tiempo el que dirá si traemos alguna hermanita para este silla. De momento vamos a disfrutar la que tenemos.
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