Veo los resultados electorales de las pasadas elecciones en la página del diario "El País" , y esta vez no he podido resistirme a dar mi opinión, no es una opinión mejor ni peor. Es otro punto de vista que a mi por lo menos me clarifica.
Y es que he oído en los últimos días las celebraciones de unos y los respaldos que se atribuyen otros, y yo lo veo de otra manera.
Este es el resultado que publica el diario.
El proceder para el reparto de escaños es muy sencillo. Tenemos por un lado la gente con derecho a voto que son 34.731.569, y sabiendo los que han votado (15.920.815) nos queda la abstención: 18.810.754, que supone un 54,16%.
Y a partir de este momento se ignora ese 54,16% y se toma como 100% el número total de votantes, de los que se desecha los votos nulos y blancos y se procede al reparto de los escaños, y nos salen las cuentas de porcentajes de voto de los partidos.
¿Qué pasaría si tomáramos la decisión de declarar desierta la parte proporcional de escaños correspondiente a la abstención? Pues que solo quedarían cubiertos 25 escaños.
¿Y que pasaría si calculáramos el porcentaje de apoyo a los partidos contabilizando el total del censo y no de los votos válidos?
Pues que la tabla quedaría de la siguiente manera:
Resumiendo, que si el ganador de las elecciones decidiera darse un paseo por España, de cada 100 personas que se encontrara por la calle, la habrían apoyado 12, el resto o han votado a otras formaciones o han anulado su voto o se han quedado en su casa por que les ha apetecido.
Se podría ir haciendo con el resto de los candidatos. Se podría hacer lo mismo en comunidades y municipios, y se llega a una conclusión: Ni es espaldarazo, ni motivo de satisfacción obtener el apoyo de algo más de uno de cada 10 votantes.
Pues este es el apoyo de unos y otros .
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