jueves, 3 de octubre de 2013

LA PINTURA EN TELA Y EL MANTON

Hace unos días que me puse a pintar a mi hija y amigas unas camisetas, y lo hice con unos restos de pintura que andaban por la buhardilla.
Y como todas las cosas tienen vida propia, mirar los botes de resto de pintura me trasladan a años ha, nueve años para ser exactos. Nueve años en los que me dio por adentrarme en el pintura, pero esta vez en tela.
Y puestos en ello, me puse a preparar un mantón de Manilla para la pareja. Las dos horas de clase semanales en Montiel no daban para mucho y aquello tenía pintas de parecerse al parto de la burra, por lo que decidir dedicar aquel mes de vacaciones de agosto al retiro en el campo y pintar desde primera hora de la mañana hasta completarlo.
Muchas mañanas, y mucha vista, que años después seguramente no hubiese podido emplear. Al final siempre el refranero dichoso, cada cosa en su tiempo.
Y no hubo tiempo para una segunda oportunidad. otro mantón para la hija, porque mi vista ya no permite tanta minucia. Habrá de conformarse con la herencia y las fotos.
Así acabado el verano acabé con el mantón, o él conmigo,y desde entonces ha sido lucido las veces que la ocasión lo ha requerido.
En fin, las cosas en su tiempo, y después a disfrutar en la memoria











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