LA TARTA DE QUESO

Aficionado como es uno, maniático quizás, o más sencillo, como lo hacen los ingleses, que basta un I love, para definir que te gusta con locura. Pues eso que I love la tarta de queso de todos los estilos y maneras posibles.

Y de vez en cuando me da por hacerla en frío, y excelente queda de sabor y de presencia, ¡pero ay con el emplatado!. Si difícil es sacarla bien del molde, más cuesta el cortarla y servirla. Y es por eso que dándole vueltas a la cabeza, pensé que para la próxima lo haría en moldes individuales, y así me puse a buscar los candidatos a moldes. Y encontré los de papel de las magdalenas, los de plástico, los de barro…

Hasta que saltó las chispa, y pensé ¿por qué no moldes comestibles? Y me puse manos a la obra para hacer unas conchas de hojaldre.

Ingredientes:

Hojaldre, que compro ya preparado y barato

Mantequilla

El molde de hacer flanes al horno

Preparación:

Corto el hojaldre  en redondo con un molde, yo utilizo la taza ancha de Hello Kiti de mi hija, y de una lámina saco 6 porciones. Coloco el molde de los flanes boca abajo y los unto con algo de mantequilla, Después coloco la masa y la adapto al molde y unos minutos al horno, unos 6 o 7 bastan. Dejo enfriar y retiro.

Y mientras me pongo manos a la obra con la tarta de queso

Ingredientes:

1 tarrina de queso de untar

1 tarrina de nata líquida

Gelatina en polvo, yo de limón

40 grs. de azúcar

Mermelada, yo de fresa

Preparación:

Pongo a hervir la nata, el azúcar y el queso y doy vuelta hasta deshacer todo y que quede bien mezclado, y retiro cuando comienza a hervir.

Ya fuera del fuego añado la gelatina, yo la compro en polvo de sabor a limón porque me encanta ese sabor a fresco que le da, pero al gusto.

Después paso la mezcla por un colador y listo para montar.

Presentación:

Sobre la concha de hojaldre, pongo unos hilos de miel y a continuación vacío la mezcla que dejo enfriar para después pasar unas horas a la nevera.

Una vez que ha cuajado, las saco de la nevera para la última etapa que consiste en ponerle algo de mermelada por encima.

Para la operación mermelada, yo la caliento en cazo con algo de agua hasta diluir y la vacío en caliente sobre la tarta. Así conseguimos un aspecto cristalino. Dejo enfriar y ya lo tenemos listo para consumir.

Como pijotada final, yo me he permitido el lujo de con el hojaldre sobrante, hacer  unas cucharas a las que también les pongo tarta y me queda una bonita y original presentación que además te garantiza que se comerán hasta el molde, y adiós al suplicio de desmoldar tartas frías y de emplatar.

Y como capricho final, el nombre. En la era de la Nouvelle cuisine, de la presentación culinaria, donde parece ser que prima más esta y el nombre que el contenido, ¡no vamos a ser menos! Así que esta mini tarta de queso podría llamarse “Tarta de queso al limón y fresa con base de miel de caña, sobre concha de hojaldre”