Es una tradición, la de celebrar San Marcos, extendida por
casi todos los pueblos del Campo de Montiel, pero no en Montiel.
Este día se aprovecha fundamentalmente para salir al campo,
y pasar el día o la tarde en comida o merienda con la familia.
En Albaladejo, que es donde yo viví entre los 4 y los 12 años, nos íbamos a pasar
el día al río Guadalmena, justo en los límites de la provincia de Ciudad Real y
Jaén. Se le llama espantar el diablo, y lo de espantar el diablo consiste en sí
en hacer un nudo en la hierba, fundamentalmente de la siembra, con la intención
de alejar o espantar todo lo malo que nos pudiera llegar,
Y aparte del nudo que supongo que primitivamente lo que
querría es proteger la siembra, y por lo tanto el futuro, pasábamos todo el día
con familia y amigos, a la luz y el sol de la primavera, que no deja de ser lo
más importante.
Y a los postres, lo rematábamos con un horzano, una torta elaborada
con harina, aceite, huevo y azúcar. Adornada
con un huevo cocido y bolillas de anís y espolvoreada con azúcar. En
Albaladejo, al menos mi madre, le ponía además un chorizo.
Parece ser, siguiendo con la simbología, que el hornazo se
identifica con la renovación de la vida, con el huevo de Pascua de Resurrección.
Y como las tradiciones perduran, pero los modos cambian, lo que antes era frecuente que lo
hicieran las mujeres en sus casas, y luego en latas los llevaran a cocer al
horno, ahora ya nos lo venden hecho en cualquier panadería o tienda, y aunque
industrial nos sigue sabiendo igual de rico, y aunque no salgamos al campo a
anudar espigas o a merendar, nos lo podemos tomar en casa, y hacerle el nudo al
geranio, y alejar así los malos presagios y las fuertes tormentas que agitan
los vientos, que no son pocas, y que van
a necesitar de más de un nudo para disiparse.
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