Ahora si, ahora la primavera, ya y por fin, primavera de luz
y brillo en el Campo de Montiel, y que mejor manera de celebrar su llegada no
oficial que lanzarse a ese campo maravilloso de luz y claridad que impregna de
vida.
Y aprovechando la ocasión y concluido el paseo, el
zambullirse en el mar de tierra sin más compañía que el silencio y el trinar
ocasional de pájaros, que mejor que una buena paella en la lumbre y a los
postres ese café y licorcillo de la casa y los panecitos dulces de la cuñada,
receta de su tía de Albaldejo.
Y esto si que no tiene precio porque para lo demás y para
todo tenemos este maravilloso Campo de Montiel que hay que apresurarse a disfrutar
antes que el sol de un verano prematuro se nos instale y nos achicharre, claro que
para eso siempre nos quedará la siesta.
Hoy no hay siesta ni el cuerpo la pide, y por eso
hay que aprovechar la ocasión para sembrar las cebollas y las calabazas
Y para el lunes, para un buen comienzo de semana, más campo,
más compañía de pájaros que saltan de un árbol al siguiente mientras sigiloso y
embutido en mis pensamientos me acerco hasta ellos.
Esta vez la ruta del Quijote que circunvala el Cerro de San
Polo, que alojó en su día el segundo castillo de Montiel, el Castillo de San
Pablo.
Cuantos “amanecios” juntos habremos compartido la ruta y yo,
y los que nos queda de compartir. Ruta ahora mejorada donde nos darán sombra,
que ya crecerán, los árboles plantados
en el invierno. Y ya podremos quitarnos cómodamente esa intrusa china que se
instala en nuestra zapatilla, porque también tenemos bancos, para descansar y
para no cansarse de mirar y de admirar este paisaje
No hay comentarios:
Publicar un comentario