jueves, 27 de febrero de 2014

SUPUESTA TARTA DE QUESO

Y además de supuesta, ajetreada, improvisada y más que adaptada.
Fue un arrebato, lo reconozco. Un quiero y no tengo pero si, que podría haber acabado en el descrédito de la inspiración.
Y es que a primera hora de la mañana via feedly veo una tarta batida de queso que nos propone Mar Izquierdo desde su BLOGUICO DE COCINA y que no se parece en nada a mi resultado.
A uno que de todo le da gana y si lleva la palabra queso ni lo  cuento, me pongo manos a la obra a comenzar el despropósito.
Sólo tengo una tarrina de queso y dos tarrinas pequeñas de nata, por tanto reduzco a 4 huevos que bato y le añado tres en vez de 6 cucharadas de azúcar y otra más de azúcar glasé. Y continuamos batiendo y añadiendo la nata. Vuelta a batir y al horno.
Mar me hablaba de horno lento y una hora, yo subí temperatura y como iba a salir le dije a la mujer que entorno a los 45 minutos empezara a vigilar y lo retirara cuando estuviera cuajada.
Supongo que fue el temor a estropear la "obra" lo que hizo a Pili sacarla antes de tiempo del horno, por lo que no me atreví a desmoldarla como hizo la maestra.
Así que a la nevera a por la mermelada. Y curiosamente la de arándanos se había acabado. Pues nada, un culete de mermelada de albaricoque que quedaba por allí bastó para darle ese aspecto tan brillante.
Y lo mejor quedaba por venir. Rica rica, de verdad, el queso quedó de tal manera  que parecía requesón. ¡QUE SABOR! Como dice mi madre "No hay mal que por bien no venga", y lo que iba a ser una tarta de queso batido, acabo en una tarta de queso requesonado que invita a asegundar, y con la misma tasa que parece hecha de encargo para el molde de cristal. 
La cortamos sobre el mismo recipiente y la fuimos sirviendo en platos pequeños. Una gozada.

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