Necesitaba una caja, amplia y con compartimentos para guardar las manualidades de cápsulas, y aproveché la navidad, que suele venir cargadas de embalajes.
La tapa está forrada con el papel albal de los bocatas de mi hija, que recicla por supuesto, pero que llega un momento que ya no se puede más.
Le he añadido algunas cápsulas de café y cordón de algodón de lo sobrante de una cortina. Pegado y secado el papel, le he pasado una mano de betún de Judea, que he retirado con un trapo.
Da un aire de plata vieja. Seco el betún lo he terminado con un barniz mate. Y para el interior de la caja, he cambiado el aluminio por restos de un viejo vestido.
Para los bordes de la caja inferior, cinta de pintor para reforzar la caja y pintada con betún. Y al final todo colocado.
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