Puestos en faena y olvidados los temores iniciales a la hora de poner las baldosas y rellenar y nivelar el esquinazo, comienza el replanteo del sardiné a ladrillo rústico visto, con dos estructuras paralelas a la pared de 5 ladrillos y unidos estos en oblicuo sobre la esquina.
Y tirando de tiza, lápiz, regla y escuadro voy trazando el dibujo sobre el suelo, lo que me ayudará a ver mejor el planteamiento, aunque yo lo tenga más que imaginado, pensado y repensado. Pero siempre puede saltar la chispa que nos lleve a replantear si la nueva visión lo merece, que no es cuestión de cerrarse en banda.
Así pues, cambio el cemento oscuro por el cemento blanco y me pongo manos a la obra despacito y sin prisa a poner ladrillos en vertical, dejando las esquinas para última hora y tirando de radial poder cortar las piezas.
El interior lo relleno con piedras y pasta una vez nivelado. Me dejo enmarcado el espacio que ocupará la estructura metálica de la chimenea y a dejar secar para después con un estropajo de los de siempre, de esparto, limpiar el ladrillo.
Y pasados unos días y con la ayuda de un cuñado, queda colocada la estructura en su lugar, colocada, centrada y nivelada.
Es hora de poner los tubos hasta el cañón y dar paso a la fase III. Esto va tomando color.
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