Ya hace días que por unos y otros motivos, que se resumen en falta de tiempo, tenía yo abandonada mi ruta del Quijote, la que le da la vuelta al Cerro San Polo.
La que día a día de este invierno a veces demasiado frío, no he dejado visitar, y que ahora con el buen tiempo tengo algo abandonada.
La he cogido a deseo y la echaba en falta. El caminar siempre es bueno, pero si se conjuga con el alborotado silencio de la naturaleza de fondo, mientras aprovechas esa hora de tu tiempo para ti sólo y para pensar en lo que fue el ayer, lo que quieres que sea el hoy y lo que deseas que acontezca mañana, pues mejor que mejor.
Me decía una amiga hace unos años que la falta de tiempo, le obligaba a pensar mientras conducía, que ese era su momento. Estoy contento porque la he superado, yo cuando subo al coche voy pensado, ¡y que mejor pensar que inmerso en un paisaje de tierra roja, bajo canto de pájaros, patos y viento y mecido por la soledad del momento y la inmensidad del espacio!
Como todos los días, he vuelto enamorado de mi ruta, de mi paisaje y de mi pueblo, y así pensado y todo, a comerse el día con decisión.
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