A través de twitter, leo un tweet que me lleva hasta Infosalchi (http://infosalchi-digital.blogspot.com), en el que anuncian que “Como todas las Semanas Santas, este 2011, este domingo deRamos, ha abierto por fin sus puertas la Heladería Valenciana, la única heladería de Villanueva de los Infantes de helados artesanos realizados a mano, la salvación del calor...”.
Leo la noticia y afloran en mi recuerdos y sentimientos que hacía tiempo que no rememoraba.
Hoy en día, donde la abundancia nos inunda, cabria pararse a pesar, que hasta hace no muchos años, los helados también eran de temporada, como los tomates o las naranjas.
En Montiel, la temporada de los helados se abría con la traída al pueblo de la Virgen, el último domingo de abril, y apurábamos los últimos helados en las fiestas del Cristo, en septiembre.
Y hasta que punto pude yo disfrutar, creo que ya en Madrid, de comerme un helado en diciembre, con un cierto tono trasgresor, como si estuviera rompiendo reglas.
Yo que hasta los 12 años viví en Albaladejo, venía todos los años a Montiel a la traída de la Virgen, a eso venían mis padres, porque mis puntos de mira era el puesto de helados que todos los años y a la entrada del pueblo, justo en el arenal, ponían Victoria y Nemesio.
Había mucha gente que esperaba a la Virgen a la entrada del pueblo, en conversación con amigos, familia y saludando a todos los montieleños que viven fuera y que ese día son fieles a la cita en Montiel.
Pues allí estaba el matrimonio con su nevera. Por aquellos tiempos no había mucho donde elegir, estaba el helado al corte, y el helado al corte (es decir, como la Lina Morgan, el vestido negro y el negro). Eso sí lo había de tres gustos (ahora les llaman sabores), de dos y de uno.
Aquellas barras de helados las marcaban con una tableta para indicar por donde debía ir el corte, pero la verdad es que no servían para nada, pues a la petición de “pártemelo gordico”, Victoria, aunque a regañadientes se iba metiendo en el helado siguiente.
Si largas eran las esperas, y larga la puja, a veces, con la suerte de la llegada de algún familiar podíamos hacer doblete o triplete, eso si no lo jorobaba la madre con el “no se lo compres que ya lleva dos”. ¡Hay que ver lo que joroban las madres a veces!
Con el tiempo se fue ampliando la oferta, y llegaron los bombones y los bombones almendrados, ideales para no comerlos con tanta prisa como el corte.
Así que después de la información del infosalchi, me he pasado junto a mi hija por la heladería valenciana y he inaugurado la temporada. Eso si, me he tenido que leer la lista de helados tres veces hasta que me he decidido por el de trufa, antes esto no era tan difícil, mi hija, con las ideas más claras se ha pedido el de fresa en un instante, y ala, a pasear por la plaza.
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