San Sebastian, es el patrono de Montiel, y el 20 de Enero su festividad, aunque no deja de ser curioso, que siendo patrono no tenga su correspondiente fiesta, pues estas están dedicadas en Montiel al “Santísimo Cristo de la Expiración” y la Virgen de los Mártires, en septiembre y mayo respectivamente.
En cuanto al Patrono, todo se reduce a procesión, misa y luminaria en el ámbito religioso y en horario no laboral, y en el aspecto lúdico se aprovecha el rescoldo de la luminaria para echar unos cascos de patatas a asar y a regarlos con esa cuerva que hacen los alguaciles del ayuntamiento (muy bien hecha por cierto).
La luminaria, con buen acierto, ha vuelto a la puerta de la iglesia, ya que años atrás se hacía en el entorno del silo o el campo de futbol.
A mi de pequeño me impresionaba ver en la puerta de la iglesia la imagen del santo con esas flechas clavadas, a las que encontré sentido ya de mayor al conocer la historia del santo.
Sebastián fue soldado del ejército romano, que llegó a ocupar el cargo de Capitán de la Guardia en el Palacio Imperial, manteniendo su fe cristiana en secreto, cumpliendo con la disciplina militar, pero no participando en los sacrificios idolátricos. Hasta cuando fue descubierto y obligado a elegir entre fe y trabajo.
Como sea que no renunció a su fe, el emperador ordenó su aprisionamiento y ejecución a flechazos, pero quedó con vida tras el lanzamiento de las saetas y sobrevió.
Condenado a morir lapidado, esta vez si murió, el 20 de enero de 290 DC y su cadáver fue arrojado a la cloaca Máxima de Roma, donde fue rescatado por Cristianos que le dieron sepultura en la catacumba de la Vía Apia que lleva su nombre.
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