Algo socorrido para aperitivos, meriendas, cenas frías o
rápidas o incluso improvisadas. Mi afición al hojaldre viene ya de hace unos
años. Un elemento versátil que admite rellenos
con el único límite de la imaginación.
Yo lo compro de Lider, y lo congelo al llegar a casa y así
siempre está disponible. En esta ocasión he utilizado dos masas y en vez de
liarlas sobre si para hacer la ensaimada de carne que suelo preparar, le he
dado aspecto de rosca.
Extendida la primera masa, la he cubierto de tranchetes de
queso, y sobre estos, finas lonchas de
york y la he enrollado lo mismo. Y lo mismo para la segunda masa, aunque aquí
he metido rodajas de un chorizo solitario que andaba por la nevera.
He unido las dos masas, y he pasado la yema de los dedos
humedecidas en agua justo en las uniones
de las dos masas, y he realizado unos cortes
cada 5 centímetros, sin llegar al final.
A partir de aquí lo
más fácil, batir un huevo, y barnizar nuestra rosca. Y para rematar espolvorear
con semillas de sésamo y al horno que estaba precalentado a 180º. A los 15
minutos, he puesto también el gril y cuando se ve dorado fuera y a
enfriar. Unos 20 minutos en total.
Variando del tipo de horno.
Y el resultado, algo que nos aguanta, que podemos comer en
frio o calentar, para llevar al campo etc. Y que también se puede probar con
otros rellenos como carne picada, atún, verdura y cualquier resto solitario que
encontremos en la nevera.
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