Viví en Albaladejo desde los 4 años hasta los 12, y volví a Albaladejo a trabajar desde los 31 a los 40.
Allí conservo muy buenos amigos y por allí vuelvo siempre que puedo, lo intento para San Cristóbal, Santiago o para comprar alguna que otra tarta, pan y pasteles.
Albaladejo es un pueblo de gente acogedora y hospitalaria, donde el que llega forastero, deja de serlo a los 10 minutos. Es un pueblo que se mantiene fiel a sus tradiciones, y si hay tradiciones que todavía perduran en la memoria de aquel niño que con 4 años llegó al pueblo son los huevos de relleno en el cocido, las berenjenas de Ignacia y los nuégados,
Recuerdo que siempre para el carnaval la gente hacia nuégados e incluso había quien los vendía en el plaza.
Mi madre, fiel a aquello de donde “fueres haz lo que vieres”, pronto se hizo de las recetas de las berenjenas, los huevos y por supuesto de los nuégados. Hizo su molde de madera y se puso manos a la obra.
Hace unos días mi hermana y mi madre buscando algo que seguramente no encontraron dieron con el cuadernillo de recetas, que por cierto ya estaba amarillo y de ahí un paso hasta dar con el molde de madera.
Hoy reunión familiar, invitación de los padres a una “carne a la guarruza” y después del café, y del Baily casero, sin pensarlo y como el que no quiere la cosa, bajo la dirección de la matriarca, hijas, hijo, nuera y yernos hemos puesto manos a la obra y con una alegría desbordante hemos revivido viejos, pero que ¡viejos recuerdos!
Y en familia hemos completado dos sartenes de nuégados de los que iremos dando cuenta en los próximos días.
Y por si os animáis, ahí va nuestra receta, aunque variantes deben haber muchas
Preparación:
En un recipiente, en nuestro caso barreño, echamos los 12 huevos, llenando uno de los cascarones de aceite que también agregamos y batimos. Añadimos la azúcar y seguimos batiendo.
Por último vamos incorporando la harina poco a poco y batimos. Aproximadamente se lleva kilo y medio de harina hasta tener una masa consistente.
Cogemos pequeñas bolas de masas y las vamos frotando con las palmas de la mano hasta hacer tiras, que colgamos y dejamos reposar mientras seguimos.
Se trata de con unas tijeras ir cortando esas tiras en trozos de aproximadamente 1 a 1.5 cm. Colocarlos sobre plato o fuente enharinado para que no se peguen entre sí.
Ponemos aceite abundante a calentar en una sartén, y cuando esté caliente freímos los trozos de masa hasta que estén dorados.
Ponemos toda la miel a calentar en una sartén, y cuando la miel este dorada, agregamos los trozos de masa frita y damos vuelta sin parar.
Esperamos a que enfríen y cortamos en trozos a nuestro gusto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario