Andaba yo lamentándome de no haber ido nunca a Bolaños, de
la misma manera que el poeta lo hacía de no haber ido nunca a Granada, y mira
por donde cuando llego a la calle Toledillo buscando la Casa de la Cultura,
vienen a mi memoria al ver el edificio recuerdos de hace media docena de años
cuando en este mismo lugar, acudí a un evento.
Y rebuscando en la buhardilla de mi cerebro, encuentro un
vano recuerdo, lejano en varias décadas, de aquella vez que acompañé a mi padre al
banquete de una boda que no llegó a celebrarse por la inundación del local.
Volvemos a lo mismo que nos duele siempre en La Mancha. “Tan
cerca y tan lejos”, pero nunca es tarde si la dicha, que lo es, es buena.
Que mejor dicha que venir a trabajar a este pueblo y
conocerlo. Pasear por sus calles, ahora bajo la lluvia y pisando charcos. ¡Ni
las canas me van a quitar ese vicio!
Dando el curso de certificación digital, del Ciudad Real
Virtual. En sesión maratoniana de 4 horas que honra las ganas de ser
evangelizados en NTIC de estos 24 alumn@s.
Y si me ha sorprendido el pueblo, su limpieza y elegancia. La
cantidad de pequeños establecimientos. El bullicio en la calle y por supuesto el
bullicio de gente en la biblioteca y centro de Internet. Su magnífica dotación.
Y sobre todo esas dos docenas de alumnos, devoradores de contenido informático, insaciables de saber,
que me han sufrido con paciencia.
Y aparte de pasear por sus calles y pisar charcos, os
recomiendo que no dejéis de ver el Castillo de Doña Berenguela, las casas de
estilo Mudejar de la calle del Cristo, la Iglesia de San Felipe y Santiago, Ermita
de san Cosme y San Damian, la Ermita de la Virgen del Monte, la casa nobiliaria
de Coca y la venta de Borondo.
Y para más información aquí tenéis La Web de Bolaños
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