viernes, 27 de enero de 2012

La caseta del gato

 
“Entre col y col lechuga”, o “cuando el diablo no tiene nada que hacer con el rabo mata moscas”, cualquiera de los dos refranes le viene que ni pintado a la siguiente historia.
Y es que harto ya de pasar frío y deseoso de que llegue el calorcillo, me voy tomando mi tiempo y preparando para la primavera, en la que hacemos mucha vida en el patio y la galería.
Y allí justamente en la galería, frente al lavadero el arenero de Sócrates. Para el pasado verano, lo tapamos con una estructura de cajón, una caja con imitación de tejado, por aquello de ojos que no ven…
Este año y a raticos, a veces muy pequeños, he ido poniendo en práctica una idea de esas que me dan cuando estoy en el sofá haciendo como que veo la tele.
Una casa, si señor, o al menos que lo parezca desde fuera. Una casa que aloje en su interior el arenero. O al final ¿será un retrete sofisticado?
El caso es que previo paso por la buhardilla a buscar recortes de paneles en espera de utilidad, pinturas viejas a punto de pasarse, clavos de todos los tamaños, listones, cola y papel de periódico y con un poco de imaginación, al final el resultado ha sido mejor aún del esperado.
Y hoy Sócrates ha estrenado su casa retrete
 

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