domingo, 22 de mayo de 2011

SENDERISMO EN CAZORLA


Desde que me amaneció en la Comisaría de Valdepeñas el pasado mes de agosto no me lo pasaba también, y ya tocaba.

Se trata de un senderismo en Cazorla organizado por la Asociación de Jubilados de Cózar, fui invitado por ellos, y con gusto los acompañé el sábado 21 de mayo. Que mejor que un día de campo con unos buenos amigos, y si además te gusta el senderismo y la naturaleza pues prometía un día redondo.

Y a las 8 de la mañana ya salíamos de Cózar rumbo a Valdepeñas donde recogimos a Guti y señora, los monitores del evento.

Entre chistes, chascarrillos y alegrías, aprovechamos para echar unas risas juntos camino del pueblo de Cazorla. Y ahí empezó lo bueno, con el conductor Justo que nos describía con todo lujo de detalles, curvas precipicios y barrancos y el bus venga a subir por una prolongación de curvas. La cabecera del auto entrando en una curva, cuando la cola no había salido de la anterior.

Y Serafina, alusiva a la parte del autobús que más cerca estaba del precipicio, con ironía: “que mal lo están pasando los de la derecha” y desde el fondo se oía cállate que se pueden cambiar las tornas” y vaya si cambiaron, comenzamos a bajar y desde mi asiento en la izquierda sólo veía barranco.

Y llegamos al río Borosa sin pizca de ganas de deshacer lo andado y de estirar las piernas. Enfilamos río arriba en dirección a la laguna de Aguas negras, disfrutando el paisaje espectacular, adentrándonos cada vez más en la naturaleza. Cada vez se estrecha más el sendero y caminamos paralelos a la roca y el río sobre la pasarela de madera y a cada momento nos paramos a disfrutar del entorno.

Disfrutamos del entorno y de más de dos horas y medía de caminata, parece que hace apenas unos minutos que Guti nos dijo eso de “venga vamos que apenas faltan 200 metros”, frase que repetía machaconamente cada 5 minutos, y siempre quedaban 200 metros.

Nos gusta con locura el paisaje y el entorno, pero sobre todo nos impresiona que a cada momento que nos cruzamos con más senderistas, todos nos saludan como sin nos conociéramos de toda la vida, y eso nos sorprende cuando estamos acostumbrados a cruzarnos en el pueblo con gente que ni nos mira, y es que en esta naturaleza todo parece mágico y el tiempo transcurre de otra manera. A la vuelta somos nosotros los primeros en saludar.

Con bastante retraso llegamos al restaurante del hotel rural Mirasierra donde dimos cuenta de unos andrajos y un gamo en salsa, cuyo sabor hoy recuerdo apenas levantado.

La vuelta la hicimos en dirección a La Puerta de segura, con parada en la cabecera del Pantano del Tranco, y volvíamos a casa como empezamos, entre chistes y risas cuando se nos averió el autobús, pero el destino puso esa avería justo en la loma del perro a la salida de Cortijos Nuevos, donde pasamos 4 amenas horas.

Al principio, nos quedamos junto al autobús, pero a medida que transcurría el tiempo nos fuimos adentrando en los alrededores y tomando posesión del entorno, marcando el territorio, y llegamos hasta el cortijo del amigo Jaime Ruiz, caballero andante, de los pocos que quedan. Nos agasajó con cerezas y agua mineral, nos ofreció su casa y unas sillas, y piñas con pillones y bolsas para que nos cupieran, y matamos el rato en una distendida charla entre cultural y etnográfica sobre el Campo de Montiel y en el colmo de los colmos cogió de su biblioteca el libro “El Campo de Montiel” de la colección Guías raras y completas de territorios y habitantes de España, y nos lo regaló aduciendo que nosotros le sacaríamos más provecho.

Y para caballeros Quijotes, los dos conductores de Cortijos Nuevos que al ver el autobús pararon su coche y se ofrecieron a ayudar a reparar la avería. Junto a nuestro conductor, se colocaron el mono y durante esas cuatro horas intentaron arreglar lo que no tuvo solución.

Mientras tanto el personal se repartía en grupos y hazañas para matar el rato, y a eso de casi las nueve y a modo de cena, el amigo Gutiérrez y señora nos agasajaron con barritas de chocolate y tortitas de arroz, y Agustina con bolsas de patatas y demás chucherías.

Había quien iba de corrillo en corrillo, pues eran varios los grupos y para todos los gustos. Mientras unos charlaban con Jaime Ruiz, a otras les daba por sacar y cantar coplillas de la situación, y es que esta Isabel y Agustina a todo le sacan punta. Guti y señora pensando en suspender los actos de celebración del 50 cumpleaños de él en el Veracruz de Valdepeñas, y algún excursionista, ¡Ay la naturaleza!, preso de problemas fisiológicos que fueron comentados en su entorno más inmediato con frases como “menos mal que hemos comigo gamo y no habichuelas” o “parece mentira con lo chico que es de donde sacará la fuerza”

Y pasadas las 10 de la noche, de vuelta a Cózar en otro autobús, entre chistes, bromas, risas y rememorando el viaje y comentando una jornada para no olvidar, de la que yo saco provecho y lección y me quedo más tranquilo al comprobar que todavía sigue habiendo Quijotes y gente sencilla con categoría como Jaime, los mecánicos y todos los senderistas que nos cruzamos y que entre todos contribuyeron a que pasáramos un buen día y a que sigamos esperanzados y confiados en el ser humano y en los valores que nos hacen grandes, ofrecer y compartir tiempo y amistad.


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