miércoles, 20 de enero de 2016

HISTORIA DE UNA SILLA

Todo comenzó con las calores del pasado mes de Julio y en Cózar. Un curso sobre restauración de muebles organizado por Afammer Cózar e impartido por Cristina Peña.
Para la ocasión, tiré de amigos, en concreto de Julian Valverde que me donó la silla para las prácticas del curso.
La primera semana trascurrió a los calores siesteros de la carpintería de Juan, donde de 5 a 8 de la tarde pasamos el rato entre lijas, despieces y sacaclavos.
Desmonté la silla, pieza a pieza y saqué uno a uno todos los clavos, que no eran pocos, para después encolar y montar la silla nuevamente.


En la siguiente semana, anduvimos en la casa de la cultura viendo toda la teoría del curso, pero a la tercera semana pasamos a la acción, tapando primero con masilla todos los agujeros y hendiduras  y lija suave.
A continuación tocaba aplicar con pincel fino y con mucho cuidado, la mezcla de nogalina y carmín al disolvente para tapar la masilla.
Y en la masilla  que no quedó bien tapada, un ligero retoque con pintura al oleo y a dejar secar.


El siguiente paso ya era externo, el tapizado. Y como siempre lo hemos dejado reposar hasta tener las ideas claras.
Con la excusa,  primero que debería de secar el oleo para poder aplicar la cera, y después que debería secar la cera para no manchar la tela al tapizar, hemos ido dejándolo hasta que llegó la ocasión de comprar la tela, que eligió mi hijo.
Y por último la colaboración de Andrés Gallego, autor del tapizado. Y mi intervención como broche final con  otra mano de cera para hidratar la madera y dejarla tal cual.


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